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Historia y Arte
LA EUROPA DE LA ILUSTRACIÓN
Manifestaciones artísticas - 5ª parte
El estilo Neoclásico: arquitectura y escultura (continuación)
n España, el Neoclasicismo tardó en imponerse por la
gran fuerza del Barroco, pero en época de Carlos III, el estilo neoclásico dio
buenos frutos, gracias a encargos reales, como la Puerta de Alcalá (de Sabatini)
o el Museo del Prado, cuyo autor Juan de Villanueva realizó también el
Observatorio Astronómico de Madrid. Ya en la primera mitad del XIX se realizó el
Palacio de la Cortes.
La arquitectura neoclásica ejerció una notable influencia en la arquitectura de Estados Unidos, siendo un buen ejemplo de ello el Capitolio de Washington.
Por lo que respecta a la escultura neoclásica, fueron pocos los artistas que destacaron antes de llegar a finales del siglo XVIII. En Francia merece citarse a Houdon, que fue el gran retratista de los hombres de la Ilustración (Voltaire, Buffon, Rousseau, etc.).
En España, donde la tradición a la imaginería era muy fuerte, tan sólo merecen destacarse como esculturas neoclásicas las fuentes de Cibeles, Neptuno y Apolo realizadas en el Madrid de Carlos III, el monarca español más próximo a la Ilustración.
Puerta de Velázquez del Museo del Prado
No obstante, entre finales del XVIII y comienzos del XIX trabajaron dos escultores mucho más interesantes, fueron el italiano Antonio Canova (1757-1822) y el danés Thorwaldsen (1770-1844). Canova se inspiró en los modelos romanos y a través de ellos realizó una escultura clásica, marcada por la serenidad; de su obra destacan los retratos de Napoleón y sus familiares. Thorwaldsen, cuya producción fue enorme, recreó temas y personajes de la antigua mitología griega, realizados desde el más puro academicismo.
La pintura europea del siglo XVIII y comienzos del XIX
A lo largo del siglo XVIII el desarrollo de la pintura fue muy desigual en los distintos países europeos. Francia, generadora del Rococó y del Neoclasicismo, dejó sentir la influencia de estos estilos en su pintura. Inglaterra vio nacer su primera generación de grandes maestros de la pintura con sus retratistas de mediados del siglo XVIII, para desembocar, a comienzos del XIX, en la pintura de paisaje. En Italia, la pintura del XVIII no alcanza grandes cotas de interés por la pervivencia de la influencia Barroca y tan sólo sobresale la obra de algunos pocos artistas.
Alemania mantiene su interés por el Barroco, al tiempo que siente la influencia francesa e italiana. Y España recibe pintores de toda Europa, ante la falta de genios nacionales, hasta que, a finales del siglo XVIII, surge la portentosa figura de Goya.